Qué difíciles resultan las relaciones entre humanos. Siempre se mezclan demasiados sentimientos y... ¿por qué maldita razón no pueden ser equivalentes? Reciprocidad me piden, y yo estoy dispuesta a darla pero hasta cierto nivel. He luchado siempre por ser fiel a mí misma y a todos los demás y no voy a cambiar mi conducta ahora. Si no me gustas, no lo voy a forzar; si no me atraes, no me voy a enamorar; si no me llenas, no me voy a engañar. Intento ser sincera, abierta y muy honesta (y siempre desde el principio). No soy como las demás. Por suerte o por desgracia, no soy convencible, ni domable, ni tan siquiera soy una chica fácil. No quiero volver a perder el tiempo, ni pretendo engañar a nadie. Yo sólo quiero vivir. Vivir mi propia vida tal y como me apetezca. Y es que lo que me agrada no acostumbra a estar entre los márgenes de lo que se entiende por normal y/o mundano, pero ¿qué puedo hacer yo si mi mente y mi cuerpo piensan de otra forma, si no consiguen adaptarse a lo que hoy se da por lógico?
Yo no me lamento, muy al contrario. Soy como soy y soy auténtica. Y no quiero un pasatiempos, porque yo sola no me aburro. Así que no busco nada ni a nadie por el momento, aunque estoy convencida de que si apareciera sería alguien a quien admirar, de quien aprender, descubrir, soñar... y que me admirara a mi también.
Las relaciones personales me son totalmente incomprensibles.
No se puede ser amigo, definitivamente.
¡Qué le vamos a hacer!
No comments:
Post a Comment