Mi vida es un interrogante que hoy ya sé que nunca va a obtener respuestas.
No creo qua vaya a dejar nunca de buscarlas, pues es una acción casi inherente en mí. Pero cuando desespere y me sienta sin fuerzas recordaré que un día ya me convencí de que no las encontraría.
A lo mejor es un hecho positivo. Igual que las preguntas retóricas, las vidas pueden no aceptar respuestas.
A lo peor me sentiré siempre sin un rumbo y sin amparo. Igual que los besos que se pierden porque no cargan con amor, las vidas pueden conducir a paraderos faltados de nombre.
Se verá.
Y algún día lo contaré.
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