No lo tengo todo. Poca cosa, si soy sincera. Miras esas chicas, miras esos cuerpos y entonces todo se te viene encima. Crees que si no eres eso, si no te les pareces, no hay posibilidades para tí. Piensas que para ser mediocre, más vale no ser, no existir. De hecho, problablemente no vas a existir, vas a pasar sin pena ni gloria, vas a vivir tu vida sin interferir en la de los demás. Nunca he querido ser del montón, pero no hay forma de cambiarlo: siempre habrá chicas más guapas que yo. No existe la perfección, pero algunas se acercan a ella. Está claro que yo no soy una de ellas y, vamos, que es cierto, que no hay nada que hacer, nada de que hablar, nada que plantear, ni nada que discutir. La del triunfo no es para mi, o sea que o me espera una vida llena de suplicios, sacrificios, culpas, malas sensaciones y peores presiones o una de aceptación, normalidad, poco interés en lo físico y más en lo intelectual. Con la primera nada voy a conseguir, con la segunda no estoy cumpliendo con mis sueños. No podré soportar la primera, no estoy preparada para la segunda. O aprendo a quererme un poco más o no lo voy a superar. O consigo que la presión me resbale o me decanto por morir. Mi vida aún está en la introducción: o me decido a empezar o escribo ya mi fin.
11.2.10
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
De este texto, sin duda, me quedo con "o aprendo a quererme un poco más o no lo voy a superar".
ReplyDeletesintetiza muy bien la idea del texto, y con toda la razon del mundo
pues aún me queda lo más difícil y lo más importante al mismo tiempo: aprender a hacerlo.
ReplyDelete