Desde pequeñita me han estado diciendo que la única vía posible para que todo salga bien es la de la sinceridad. Por eso no me callé cuando un día dije lo que pensaba. Creí que nada podía torcerse y sólo observé consecuencias positivas. Mal hecho, porque más tarde resultó que sólo había consecuencias negativas. Sin querer abrí una especie de cajita de pandora que aún me tortura y que no tengo ni la menor idea de cómo volver a cerrar. Nadie conoce truco alguno y el otro lado del conflicto lo ignora brutalmente. He hecho muchas más cosas de las que suelo hacer para recibir un poco de piedad, pero no he obtenido respuesta. Imagínate que hasta aplasté mi orgullo, fue como desnudarlo delante de todos, mojarlo, patalearlo y tirarlo al suelo. Pero ni así he podido sellar la brecha del dolor, porque alguien me hace sentir culpable y me hiere con su insensibilidad. Sigo preguntándome qué hubiera pasado si hubiese callado mi opinión, si nunca hubiese dicho nada. Lo dicho fue un grito de ayuda y, total, tampoco me ayudaron. Lo hice mal, lo sé, pero ¿tan mal lo hice? A veces me culpo, pero otras veces me disculpo. De hecho no hice nada del otro mundo. ¿De qué sirve una amistad si no se puede decir la verdad? de nada, eso me ha quedado más que claro. Pero todas estas justificaciones que sin duda van a mi favor no me sirven, pues lo he intentado, lo he aceptado, lo he asimilado, lo he estudiado y me he mentalizado, pero aún así yo querría volver atrás o encontrar un camino a través del cual escribir un futuro con final feliz. ¡Qué tontería! Así es la vida...
21.2.10
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la sinceridad te sirvio entonces para ver que no todo lo que reluce es oro, y que no todas las personas que tu crees estan a tu lado. Aunque doloroso, es un paso adelante, pues estarias mejor ignorandolo? hasta que en otra ocasion volveria a ocurrir? no. Fuiste valiente y sincera en un momento complicado, y eso dice mucho de una persona, ojala todo el mundo tuviera ese valor.
ReplyDeleteya, ya, eso ya me lo sé.
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